La parabola del hijo prodigo se refiere a Efraim ( Casa De Israel ) que está disperso en las naciones, paganizado y sucio por sus inmundicias. Judah el hijo que también pecó pero se ha mantenido al lado de su padre, fiel a sus mandamientos y a veces con exceso de reverencia pensando que solo el es el unico heredero de las promesas del padre de las naciones Abraham. Pero no es así, la salvación es para todas las tribus. No importa que hoy no observen el shabbat, no importa que esten incircuncisos, no importa que se hayan contaminado con idolos, el padre los recibirá y hará un gran banquete, Judah sentirá celos pero luego se desvanecerán y luego el padre limpiará a Efraim y a Judah de sus inmundicias para que esté aptos para la vida santa y sagrada que esta preparada para los que prevalescan y en comunión con el padre y el hijo donde ya no hará falta el espiritu consolador porque nadie necesitará ser consolado ni dirigido pues esos tiempos habrán quedado atrás y olvidados. En esa nueva vida eterna no habrán cristianos ni judíos sino todos seremos el pueblo elegido de Dios de las doce tribus de israel. Todos llamarán al padre por un solo nombre, todos hablaremos el lenguaje del eterno como antes de la torre de babel, todos adoraremos al padre y al hijo en una misma adoracion y por naturaleza seremos incapaces de pecar porque la Torah la tendremos escrita no en piedras sino en nuestro corazon.
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